OASIS EL CAMINO DE NORDINE
BLANCA BOTERO

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OASIS EL CAMINO DE NORDINE

El valle, el agua, la arena
La palabra oasis remite a un territorio cuyas características predominantes estarían dadas por enormes contrastes. Por una parte, por la presencia de agua dulce y de vegetación, rodeada por parajes desérticos y arenosos. En términos simbólicos, afectivos, el oasis ha sido la imagen misma que le damos a la resistencia. Figura la oposición que formulan las palmeras, los pastos, el correr del agua a los embates de la arena, a la erosión del viento, a la salinización. Los oasis son un síntoma. Si se van empequeñeciendo, o si desaparecen, el desierto estará ganando territorio.
La intrusión de Gaia, es el nombre que Isabelle Stengers ha dado a las diversas manifestaciones del malestar del superorganismo que es Gaia, la Tierra. Y es que con la crisis ambiental, con el calentamiento global, Gaia se manifiesta y cada vez con más frecuencia. El desequilibro entre las incidencias del humano en el planeta, las afectaciones que produce, y la capacidad del planeta de recuperar un cierto equilibrio, cada vez están más puestas a prueba.
En El Camino de Nordine, Blanca Botero recorre el camino del agua en el valle del Todra. Observa los contrastes, la lucha, el síntoma. Las tecnologías de la mirada satelital le son útiles para entender las dinámicas de los cuerpos de agua, para detectar la presencia de las manchas verdes, rosas, pardas.
Los pobladores del valle, de antiguo, han trabajado maneras de fertilizar el terreno, cultivando palmas datileras, aceitunas, alfalfa, albaricoques. Sus casas son hechas de la misma tierra, se mimetizan con el terreno. En este escenario geográfico los humanos han logrado un equilibrio negociado, con el agua, la tierra, con las estaciones. Esos pobladores luchan porque la arena no gane más espacio.
Las dos instalaciones de Botero, las geografías sometidas a situaciones extremas que presenta, las resistencias y luchas que se dan en el territorio, ponen en tensión las certezas. La incidencia antropogénica no siempre es nefasta para el planeta, no somos sólo depredadores. También podemos ser agentes polinizadores.

ANA MARIA LOZANO
Curadora

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